REPERCUTE DIRECTAMENTE SOBRE TI El dinero que invertimos en las tiendas y restaurantes de nuestro barrio sigue circulando por el mismo, contribuyendo a la prosperidad económica de nuestro entorno más próximo. Ese beneficio revierte en nuestro favor, redistribuyéndose entre personas y familias cercanas. Nuestro estado del bienestar y calidad de vida crece de forma sustancial al activar el consumo local, alegrémonos por el bien del vecino porque su bien es nuestro bien.
GENERAN EMPLEO El tejido empresarial de España está constituido por Pymes, además, resulta sorprendente que las empresas que más trabajadores contratan son las tiendas, restaurantes, bares y pequeños negocios que, paralelamente, son las que más sufren la crisis al no poder competir en igualdad de condiciones con las grandes cadenas y el comercio online. ¿De verdad merece la pena ahorrarse unos euros sacrificando empleo estable, calidad y cercanía?
DAN IDENTIDAD AL BARRIO Las tiendas y comercios locales dinamizan la vida en la calles, dan ambiente y personalidad al barrio. Sin comercios los inmuebles se degradarían y los barrios serían desiertos e inseguros. Pasear por un barrio con un comercio sano, ver escaparates, charlar con tus vecinos, sorprenderse con las actividades e iniciativas organizadas por los comerciantes, etc. Hay que reconocerles su fundamental contribución a la seguridad de nuestras calles, a mantenerlas limpias, llenas e iluminadas.
SON TUS VECINOS Son personas relacionadas con el barrio, vecinos, amigos y algunos de ellos lo son además desde hace varias generaciones. Gente a la que conocemos, saludamos por su nombre, gente que tenemos cerca y a la que nos encontraremos día a día. Personas que emprenden y arriesgan y contribuyen a humanizar la ciudad.
CALIDAD, CALIDEZ Y TRATO Una pequeña tienda solo venderá productos en los que el dueño cree y está seguro de su calidad, productos que él mismo compraría. Nos está empezando a sorprender el hecho de que los tomates sepan a tomates, que el menú del día no sea comida recalentada o que el último jersey que compramos no tenga pelotillas en dos lavados. Detrás del mostrador, nos encontramos a un especialista que podrá aconsejarnos sin prisas, cuyo conocimiento y atención aportan un valor añadido al simple acto de comprar. Nos conoce y le conocemos, sabes que te dará lo mejor porque quiere volver a verte.
DESFAVORECIDOS POR LAS LEYES Los consumidores debemos ser conscientes de las dificultades del pequeño comercio para competir en igualdad de condiciones con el comercio online y las grandes cadenas. Hacen falta más leyes que les amparen; medidas que regulen sus altísimos impuestos, la concesión de licencias, ayudas para el desarrollo de actividades y oficios tradicionales a punto de desaparecer… en definitiva, una ley de comercio y una política de ordenación comercial que tenga en cuenta el importante papel económico y social que desempeña el pequeño comercio.
SON LUGARES DE ENCUENTRO El contacto en los negocios locales fortalece las relaciones entre vecinos y los convierte en centros receptores y difusores de información vecinal, son lugares de encuentro y tertulia. Bajar a la tienda siempre es una ocasión ideal para ponerte al día de lo que está pasando en el barrio. Tienen además una gran repercusión en las personas mayores y las que viven solas, que agradecen un trato directo y familiar con el comerciante.
COMPROMISO Consumir en el pequeño comercio supone una elección, quizá más profunda de lo que nos hayamos parado a pensar. Ir de compras es una de nuestras actividades cotidianas, en la que los ciudadanos tenemos a nuestro alcance una herramienta fundamental de cambio social: el consumo. Como consumidores, último eslabón del sistema económico, tenemos una responsabilidad, pero también tenemos un poder, podemos influir en la marcha de la economía y del mundo de una forma directa. Tenemos la oportunidad de utilizar nuestro criterio de decisión de acuerdo a nuestras convicciones y promover la construcción de la sostenibilidad, a través de nuestros patrones de compra.